lunes, 16 de agosto de 2010

Sounds of pain


Afuera la lluvia se deja caer, sólo se escuchan entre los sonidos de las gotas un aullido, y pajaros volando, los truenos ambientan el día, huele a tierra humeda, ese olor indescriptible e irritante; antes de comenzar a escuchar el sonido latente de un piano en escala aguda, he visto algo por la ventana, me gusta este clima, me hace pensar que la vida es efímera.

Un grito hace que enfoque la atención ahora en el horizonte, allá a lo lejos donde hay arboles y hojas húmedas, no se ve nada, sólo se escuchan gritos, fuertes gritos, gritos de dolor, de ausencia, de lamentos. Ahora la lluvia cae lenta, como si sólo quisiera regar las plantas, el sol está perdido, acá no llega su luz, es opaco, es como un crepúsculo eterno, volteo a mi derecha y ahí estaba esa guitarra vieja, con sus cuerdas intactas, como si nadie nunca la hubiera tocado, decidido a sacar sonidos melancolicos, desenpolva la guitarra y acompañado con el sonido del piano de afuera, hace la primera nota, el sonido que sale de ahí llega hasta el fondo del corazón, del alma, y acaba con todo sentimiento de felicidad, cómo es posible que una cuerda pueda llevar a ese estado donde sólo piensas en la hoz.
Los gritos no cesan, cada vez los siento más cerca y con cada nota, de mi boca sólo sale un sonido grave y gutural para acompañarla, es como si el dolor de materializara y tratara de comunicar eso que hizo que se apartara de todo, allá perdido en sus sentimientos, en sus lagrimas, en sus notas, en sus suspiros y muy pronto en su muerte.

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